Prueba del Volkswagen ID.3

El ID.3 no pretende sustituir al Golf en ningún caso. Los dos modelos coexistirán y se complementarán. De hecho, este coche compacto es el primer hijo de toda una nueva familia de modelos 100% eléctricos llamada «ID». Se introdujo en una nueva plataforma (MEB), que posteriormente se convirtió en un crossover (ID.4) y se compartió con otros modelos del grupo Volkswagen.

El ID.3 en diseño. Inusual y futurista

Para su primer modelo totalmente eléctrico, Volkswagen ha tratado de optimizar el diseño para ofrecer un coeficiente de penetración en el aire óptimo (Cx medido en 0,27). Estéticamente, el ID.3 es un éxito, con un estilo totalmente atípico, original, sencillo y agradablemente futurista, señala Crestanevada Sevilla. El estilo interior es menos acertado y menos acorde con el exterior. El interior es minimalista, por no decir barato. El salpicadero, la consola central y los paneles de las puertas delanteras y traseras están totalmente recubiertos de plástico. Esto es una sorpresa porque Volkswagen no suele estar acostumbrado a materiales de tan bajo coste.

El Volkswagen ID3 es una berlina del segmento compacto de 4,35 metros. El fabricante alemán ha elegido un estilo monoespacial. Los voladizos delantero y trasero son muy pequeños y las ruedas tienen una gran distancia entre ejes a pesar del tamaño del coche. Todo ello permite un excelente radio de giro de 10,2 metros gracias a un motor situado en el eje trasero. Porque sí, el Volkswagen ID3 es un coche de tracción trasera.

A bordo del ID.3. Algunos buenos, pero muchos malos

Al entrar en el coche, se descubre un salpicadero con un diseño muy puro. Una pequeña pantalla detrás del volante muestra la velocidad y la autonomía restante, y todos los mandos de la consola central están agrupados en una pantalla táctil de 10 pulgadas. Es bonito de ver, pero no tanto de usar, sobre todo mientras se conduce. Afortunadamente, hay botones que actúan como accesos directos para ajustar el aire acondicionado o las ayudas a la conducción y están juiciosamente colocados bajo la pantalla.

Otra decepción es la calidad percibida del interior. La mayoría de los plásticos son duros y la tapicería de los asientos no es muy atractiva. El ID.3 lo compensa con su gran espacio interior. Gracias a su plataforma específica y a la ausencia de componentes mecánicos presentes en los vehículos de combustión (caja de cambios, sistema de escape, etc.), ofrece a tres adultos la posibilidad de viajar cómodamente en los asientos traseros. Además, su volumen de carga es bastante apreciable con un maletero de 380 litros, como el de un Golf. Sin embargo, la modularidad es más limitada (no hay suelo plano).

Al volante del Volkswagen ID.3. Agilidad y dinamismo

Al volante, la sensación de agilidad es sorprendente. Maniobrar en la ciudad es muy fácil y el coche queda muy bien sujeto en las curvas gracias a sus baterías situadas bajo el suelo y a su bajísimo centro de gravedad. Definitivamente, el coche eléctrico muestra cada vez más ventajas sobre los coches de combustión en términos de placer de conducción, además de un relajante silencio.

El ID.3 también es sorprendentemente bueno en la carretera. A pesar de su peso de más de 1.800 kg, además de su excelente estabilidad en las curvas, la facilidad de conducción nunca se ve comprometida gracias a la ventaja de su tracción trasera. La frenada, por el contrario, es un poco más «sucia». La sensación al pisar el pedal puede ser sorprendente por la recuperación de energía, que da la impresión de que el vehículo no frena aunque se pise a fondo. Es un hábito al que hay que acostumbrarse.

En general, la posición de conducción es buena. El parabrisas es amplio, pero los pilares dobles son un poco incómodos. Las limitaciones del Cx y el estilo exterior penalizan mucho la vista trasera. Y los pequeños retrovisores exteriores y la luneta trasera tampoco mejoran la sensación.

¿Cargar el ID3? Es fácil

La autonomía anunciada es de unos 420 km (de 409 a 424 según el equipamiento y el tamaño de las llantas).

Para la recarga, Volkswagen se beneficia afortunadamente de la red Ionity, un consorcio del que la marca es accionista, que le permite ofrecer precios más ventajosos. Además de los puntos de recarga de 11 kW en las redes públicas y privadas y de los enchufes domésticos, que requieren 30 horas de carga para una carga completa, estos cargadores rápidos son esenciales para los viajes largos.

Para el ID.3, la potencia de carga está limitada a 100 kW. Por el momento no hay planes para aumentar esta cifra en futuras actualizaciones, a pesar de que los nuevos cargadores Ionity pueden ofrecer cargas de hasta 350 kW. En 30 minutos se puede recuperar casi el 80% de la carga.

La propia Volkswagen cobra a sus clientes. Hay tres paquetes disponibles. La primera, sin pago mensual, cuesta 0,79 euros por minuto. El segundo, de 7,49 euros al mes, paga 0,55 euros por minuto. Finalmente, el último, de 17,49 euros al mes, reduce el precio por minuto de recarga en Ionity a 0,33 euros.

Por lo general, un usuario permanece conectado durante algo más de 30 minutos para recuperar la autonomía necesaria para su viaje. Los dos abonos We Charge (Go y Plus) tienen la ventaja de no cobrar al cliente en las estaciones de recarga públicas por el precio fijo de la sesión (30 céntimos en el abono gratuito de Volkswagen).

El Volkswagen ID.3 confirma que los coches «limpios» son cada vez más versátiles. Sólo falta aumentar el número de estaciones de recarga rápida (como Ionity) para que el ID.3 pueda ser considerado como un coche familiar que también puede salir de vacaciones.

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